domingo, 17 de junio de 2007

"El Sonido del Desierto":


“ Llevo tiempo que no tengo claro cual es mi papel aquí, en este lugar…A veces yo también pierdo la paciencia, y la serenidad se escapa con los cánticos de “Ella”…”

Según van pasando los días con sus noches mi vacío aumenta, muchos se asoman, se quedan mirando y no encuentran el fondo.
Muchos otros/as tiran monedas no se muy bien para que, pues bien podría ser una simple hendidura en el suelo…Mi función real ya murió.

No sé muy bien cuán hondo me he hecho, cuán lúgubre y polvoriento.
A menudo las arañas se pasean por mis paredes y su telas embellecen mi sequedad.

Si sigo vivo es gracias a una joven que todos los días pasea por este lugar, me hace compañía y me alimenta de alguna forma con su desdicha.

Bella joven de chilaba oscura, ojos negros y resbaladizos que se esconden tras su velo castigador. Rizos rebeldes e infinitos pasean por su cara desierta de alegría y llegan hasta el borde de mi boca oscura.
Sus manos carentes de juventud y abundantes en grietas producidas por un trabajo desagradecido, claman libertad y soledad…Yo le doy ambas cosas durante un rato cada día.
Su canto arabesco y tribal me llena de vida, resuena entre mis paredes y vuela por todo el desierto… Sus lágrimas sinceras y puras me dan de beber sueños perdidos y agua de un manantial transparente y delicado.

Ella me regala sus lágrimas, pero su canto es para un Tuareg desaparecido en la arena y en las dunas de un pasado teñido de negro.
Yo fui testigo de su unión tiempo atrás, y si no me engaña Cronos ha pasado mucho ya…

Quedaron en reunirse aquí donde me encuentro vacío, una vez el se hubiera hecho hombre de valor enfrentándose a un gigante llamado Guerra. Obligado por ambas familias y deshecho, partió dejando a la bella Ishmra desconsolada y abrazada a mi piedra.
Desde entonces soy el eco de su corazón, el magnetófono que difunde su rasgada voz más allá del poblado… Su amigo que ayuda a que su canto vuele ágil en busca de su amor, que pretenda ser conciliador entre una violencia sin sentido culpable de tanto resquebrajamiento de corazones, de familias, de vidas e ilusiones…Que sea bello lamento sanador de rabias y apaciguador eterno en estos combates enloquecidos, en los que se pierde totalmente el norte y se mata por matar, se esfuma el objetivo, se olvidan de porque están allí…

Plegarias preciosas adornadas con agua de lágrimas que me dan vida, y yo la obsequio con mis amplificadores naturales para que su intención de guiar a Ibrahim hasta aquí y que descanse por fin en sus brazos no sea en balde…

Quizás no quede demasiado tiempo para su llegada, quizás aparezca en este mismo instante en el que tu lector te ha apetecido hacer compañía a un viejo pozo y a una joven con un corazón lleno de paz.
Quédate en silencio en intenta escuchar a Ishmra, has tenido el honor de conocer al auténtico “Sonido del Desierto…”.

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